El dinero no lo es todo; la gente de menores ingresos – en países más o menos desarrollados- le da un mayor significado a la vida, tiene un propósito y una dirección, que la hace más feliz.
Para sorpresa- dicen los autores de la investigación- esa es una constante en la mayor parte de los países, empezando por Estados Unidos. El estudio -único en sus alcances-abarcó a más de medio millón de personas, en 123 países.
La mayor riqueza, no necesariamente equivale a mayor felicidad, anotaron. No obstante, señalan, las personas de bajos ingresos tienen el doble de probabilidades de sufrir depresión y mayores trastornos den su estado de ánimo.
Y agregan: las personas que buscan dar más significado a sus vidas, pueden elegir mirar mas allá de si mismos y dar mas a los demás.
Fuente: Universidad de Stanford
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