Los gerentes, tendrán que archivar su viejo estilo de planificar y controlar, por uno abierto a la creación colectiva, si desean sobrevivir en la nueva economía digital.
Son algunos de los aspectos sobresalientes, extraídos por profesores de la Escuela de Negocios de Harvard, sobre el resultado de varias rondas de charlas con 1.700 ejecutivos, de 90 países. De su análisis se desprenden una serie de cualidades que deberían sobresalir en un nuevo liderazgo empresarial. Las mismas se refieren a : adaptabilidad, curiosidad, creatividad, comodidad ante la incertidumbre, confianza y valentía para tomar decisiones, con poca información y sobre la marcha.
Se requiere en ese sentido distribuir la autoridad y orquestar una acción colectiva, elevando el papel del talento prometedor, aquellos jóvenes que son nativos de la era digital. Para el efecto, se necesita estar dispuesto a un diálogo abierto, ser humildes y reconocer que sus conocimientos son limitados.
Es asimismo importante, tener una mayor disposición a tomar riesgos y a responder por los resultados buenos o malos, que ello conlleva, dada la necesidad de experimentar frente a la veloz carrera de la digitalización.
También deben tener la capacidad de salir de la oficina, mirarla desde afuera, en diferentes contextos y convertir los proveedores en socios, sin olvidar la disposición de unirse a los competidores para solucionar problemas, que se escapan al gobierno.
Adicionalmente deben instalarse un “software personal”, que le asegure actualizaciones permanentes, ademas de sacar espacio para pensar “lentamente”, antes de ser atraídos por soluciones rápidas, de corto plazo.
Las empresas digitalmente maduras están dirigidas por personas que pueden pasar de ser el centro del escenario, a preparar el escenario, para el éxito organización. Así lo concluyen los autores, la profesora de Liderazgo, Linda A. Hill; Ann Le Cam, experta en talento global, por largos años directiva de Walt Disney; Sunand Menon, especializado en inteligencia de riesgos; y la investigadora, Emily Tedards.
Fuente: Universidad de Harvard
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