La técnica más conocida de tratamiento de conductos para salvar dientes, puede quedar pronto superada por un procedimiento que permite la inserción de vasos sanguíneos prefabricados, en la pieza dental afectada.
El tratamiento de conductos implica la eliminación de tejidos dentales infectados, que se remplazan con material sintético y se protege con una corona. Este procedimiento deja sin vida al diente, que lo hace irán más frágil y susceptible de fractura, explica el profesor de Ingeniería Biomedica, Luiz Bertassoni, de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregon.
Apoyado en la tecnología de 3D, Bertassoni ha logrado crear vasos sanguíneos artificiales, que se inyectan con un gel en el diente afectado, y que al cabo de una semana suplan los tejidos retirados.
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