Es una escena común, ver médicos agotados con sus miradas puestas más en el computador que en sus pacientes, estos últimos, igualmente afectados por la ansiedad de sus posibles males.
La norma común, en esta situación, es la falta de tiempo, que agobia a los profesionales de la salud. Pero tomar solo 40 segundos, para conectarse con el paciente, puede ser una fórmula casi mágica, que alivia a ambos.
Así lo expresa un veterano de los servicios de urgencias, el profesor Stephen Trzeciak, de la Universidad de Cooper en New Jersey, en una charla para la Escuela de Negocios de la Universidad de Pensilvania.
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