El aceite de soya, que representa en la actualidad el 60 por ciento del total de grasas consumidas por el pueblo estadounidense, es uno de los que más contribuyen a los altos niveles de colesterol que padece la gente, en asocio con el consumo de bebidas azucaradas.
Científicos de la Universidad de California, con sede en Riverside, probaron para el efecto en ratones varios tipos de aceites vegetales, combinados con fructuosa, en niveles de grasa equivalentes a la que consumen habitualmente los norteamericanos. Los animales que consumieron la dieta con base en aceite de soya tuvieron un incremento del 25 por ciento en su peso, además de mostrar signos de lesiones en el hígado, diabetes y resistencia a la insulina.
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