Un complejo con aulas para el aprendizaje activo, donde los alumnos disponen de las últimas tecnologías para explorar temas y desarrollar proyectos por su cuenta, acaba de ser inaugurado en la Universidad de California, en Irvine, con una inversión de más de US$60 millones.
Se trata de un vuelco a la educación tradicional, donde el profesor que “dicta cátedra”, deja de ser el centro de la clase, y los alumnos se ven obligados a interactuar y colaborar, para aprender y realizar tareas de manera conjunta.
Por ejemplo, en cursos de sicología, los estudiantes usan imágenes del cerebro para entender la esquizofrenia; otros pueden diseñar en línea, un pueblo del siglo XVIII; mientras que otro grupo puede dedicarse a calcular cuantos elefantes serian necesarios para elevar el nivel del mar.
La nueva visión, también hace parte del interés de una nueva corriente de profesores que no están satisfechos con que sus alumnos simplemente tomen nota y memoricen datos, según explica el Vicepresidente de Enseñanza y Aprendizaje de la Universidad,Michael Dennin.
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