El gigante de hielo, que hace tres años se deprendió de la península Antártica y quedó a la deriva, temiéndose que podría chocar contra una isla de la región, se ha vuelto a fragmentar quedando solo una mole con una superficie de 50 kilómetros de largo y 18 de ancho.
Así lo ha informado la Agencia Espacial Europea (ESA), que ha seguido la trayectoria del bloque, considerado como uno de los más grandes icebergs de la historia moderna (conocido como A-68A).
Se temía que podría chocar contra la isla de Georgia del Sur y sobre las posibles consecuencias impredecibles sobre la vida silvestre en ese territorio, pero el último bloque de hielo, que se encuentra a unos 225 kilómetros de distancia, parece dirigirse más al sur, indicaron.
Fuente: ESA
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