Elegir el mejor y más costoso colegio para los hijos, no necesariamente implica un blindaje contra el consumo de drogas. Por el contrario, en ellos se encuentran las más altas tasas de adicción a los narcóticos, en el caso de los Estados Unidos.
Y peor aun, cuando llegan a la Universidad, de igual renombre, las tasas de consumo se incrementan. Así lo revela un reciente estudio en dos comunidades de barrios acomodados del noreste del país, adelantado por la Universidad Estatal de Arizona, bajo la dirección de la profesora emérita de sicología Suniya Luthar, de la Universidad de Columbia.
En su etapa de secundaria, las tasas de adicción fueron cercana al promedio de todo el sistema escolar, del orden de un 11 por ciento para mujeres y del 16 por ciento para los hombres. Luego en su trayectoria por la universidad, las tasas se de consumo se doblaron, en el caso de las mujeres, y se triplicaron entre los hombres.
El buen desempeño y su admisión en la universidad, posiblemente disimule el problema de la adicción para los padres, que pueden experimentar una falsa sensación de seguridad.
Los muchachos disponen de una buena cantidad de ingresos y tienen la aprobación de sus compañeros, dice Luthar. De otra parte, encuentran la presión de sus padres para alcanzar las mejores calificaciones, hasta el punto que llegan a automedicarse. Por lo tanto, se trata de comunidades en muy alto riesgo y más expuestas al consumo de drogas y alcohol, que las poblaciones de más bajos ingresos, que asisten a colegios de más baja categoría,se explica.
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