La piel del calamar contiene dos tipos de estructuras, que le permiten manipular la luz y producir varios colores.
El descubrimiento da nuevas luces para mejorar los dispositivos de camuflaje o diseñar cosméticos y materiales que cambian de color.
El hallazgo es producto del trabajo de muchos años, de un grupo de científicos interesados en el comportamiento de los cefalópodos, entre ellos los pulpos y las cepias. Hacen parte del mismo, la profesora de química de la Universidad de Northeastern, Leila Deravi; el científico del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Chicago, Roger Hanlon, y otros colegas del MIT y la Universidad de New Hampshire.
Se trata de un descubrimiento inesperado, explican: las proteínas, conocidas como reflectinas, crean la iridiscencia, en las células que rodean el saco del pigmento.
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