A pesar del auge que ha tomado, el concepto de “economía circular” carece de sustancia, claramente sustentada, y navega en un mar de contradicciones.
Así lo concluye un grupo de investigadores vinculados a la Universidad de Lund y el Instituto Real de Tecnología de Suecia, después de revisar más de un centenar de documentos que abordan la materia. En concordancia con lo anterior, identificaron asimismo un inventario de más de 100 definiciones.
Aunque es una palabra atractiva y de moda, su alcance no esta claro y carece de sustancia, ha dicho al respecto el profesor de Administracion de Empresas, Hervé Corvellec, quien dirigió el trabajo.
Abundan en sus definiciones puntos ciegos, supuestos no abordados, contradicciones, consecuencias impensadas y ventajas que se dan por sentadas, sin respaldo alguno; excluye las dimensiones sociales y simplifica las consecuencias ambientales.
En sí el concepto no tiene nada de novedoso y simplemente esta implícito en otras concepciones como ” crecimiento verde” o “desarrollo sostenible”, señalan.
Se vende la idea de que los productos se reciclan indefinidamente, sin generar residuos, cosa que simplemente no es posible. Incluso los sistemas cíclicos consumen recursos y crean desechos y emisiones, afirman. El termino “circular” es adema engañoso: plantear sistemas industriales, modelados, estables, cerrados y sin desperdicios, no deja de ser una fantasía, agregan.
Como se puede, por ejemplo, reciclar residuos tóxicos?
Dicho concepto, de plano descarrila los esfuerzos reales y bien intencionados para reorganizar la producción y el consumo, que es lo que se desea finalmente. En general, la economía circular adolece de coherencia conceptual, planes, implementaciones y modos de evaluación. Y, finalmente, no es la panacea que muchos esperaban, concluyen.
Fuente: Universidad de Lund
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