El feto no tiene las enzimas necesarias para descomponer la cafeína, lo cual puede repercutir en la formación del cerebro e influir en el comportamiento futuro de los niños.
En pruebas hechas con niños de 9 y 10 años de edad, los investigadores encontraron que aquellos que eran hijos de madres consumidoras de café, tenían algunos problemas de comportamiento, dificultades de atención e hiperactividad.
Descubrieron que los cerebros de los niños tenían variaciones en las conexiones de la materia blanca.
La investigación fue dirigida por el profesor de neurofisiología de la Universidad de Rochester, John J. Foxe y el candidato a doctorado, Zachary Christensen.
Fuente: Universidad de Rochester
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