Lanzadas por deporte, desde tres campos de golf, vecinos a la Bahía de Monterrey, en California, caen decenas de pelotas al mar; un estudiante de secundaria ha ayudado a recoger más de 50.000 de las mismas, en apenas dos años.
Se trata de otra contribución a la contaminación de plásticos que afronta el océano, aunque las bolas, por su peso, no flotan, sino que van directo al fondo. La novedosa historia es contada por Matthew Savoca, un investigador de la Universidad de Stanford. El joven estudiante que descubrió los hoyos marinos (19), llenos de pelotas de golf, es Alex Weber, de la escuela de Carmel.
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