El sabor picante, no es un sabor, sino una reacción de las células nerviosas de la lengua al dolor que causa un compuesto conocidos como capsaicinoides que son comunes en vegetales como el pimentón.
Así lo explica el biólogo y profesor de la Universidad Federal de Vicosa, Agustín Zsogon, quién investiga los genes que podrían ser trasplantados al tomate para darle esa opción de reacción picante.
En su trabajo, señala, ya podido comprobar que el tomate también tiene las moléculas de capsaicinoides pero carece de la maquinaria genética para activarlas.
Fuente : Cell Press
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