Mientras unos investigadores, ponen en duda si vale la pena construir más carreteras en zonas tropicales, otros crean sistemas para el monitoreo de los deslizamientos de tierra que ocurren todo el tiempo, así la gente no se de cuenta.
En Australia y Costa Rica
Construir carreteras en zonas tropicales, caracterizadas por las lluvias permanentes, es un desperdicio de dinero sin fin, además de una fuente de corrupción.
Así lo sostienen los profesores Mohammed Alamgir, William Laurance y Mason Campbell, de la Universidad James Cook, en Australia, con el apoyo de la economista Irene Burgues, de la organización ALERT, en Costa Rica. Además de los costos ambientales que implica la apertura de carreteras, los gobiernos no evalúan los costos de mantenimiento, que se vuelven un gasto sin fin, mucho mayores que los beneficios que se pretende obtener.
Hay una verdadera explosión de carreteras, previéndose para el 2050, una red de vías que suman 25 millones de kilómetros, que equivalen a darle la vuela al planeta 600 veces. Generalmente lo que ocurre es que la población que se quiere beneficiar sigue pobre, mientras los planificadores y contratistas se vuelven ricos, sostienen.
En Escocia
Entre tanto, en Escocia, se ha construido el primer mapa de deslizamiento de tierras, de costa a costa, como herramienta para observar los riesgos que generan las actividades industriales, como es el caso de la minería y la explotación de petróleo mediante el sistema de fracking, entre otros.
El novedoso trabajo, basado en una técnica conocida como teledeteccion satelital, ha sido adelantado bajo la dirección del profesor Stephen Grebby, en la Universidad de Nottingham. Explica que esta herramienta es útil en muchos campos, como el desarrollo de infraestructura y las repercusiones de inestabilidad del suelo, a lo largo de la red de carreteras.
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