Una sensación generalizada de desesperanza derivada de la creciente desigualdad, incertidumbre económica y fragmentación social, puede explicar porque los jóvenes no encuentran atractivo el compromiso de tener hijos.
Así lo plantean los neurocientíficos, Michael Platt y Peter Sterling, de la Universidad de Pensilvania, al investigar los factores de porque las tasas de natalidad han estado cayendo en los últimos 50 años, en los Estados Unidos.
Se trata de un fenómeno silencioso e igualmente alarmante, sostienen. Las implicaciones de esto son de gran alcances y, sin intervención, las repercusiones resonarán en las economías, las sociedades y las generaciones venideras, anotan.
Si se brinda a los jóvenes oportunidades reales de aprendizaje y de trabajo para conectarse, posiblemente se animen, encuentren parejas y tengas hijos, advierten. Ofrecer subsidios para impulsar la fertilidad, no es suficiente para estimular la reproducción de la especie, y un mundo sin niños es un mundo sin esperanza, agregan.
Fuente: Universidad de Pensilvania
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