La ganancia ambiental de mezclar etanol.. se borró al sembrar más maíz

Cultivar maíz, para producir etanol, no fue un acierto ambiental (Cortesía U. de Wisconsin-Madison)

Un grueso número de profesionales, entre agrónomos, ecólogos y economistas, vinculados a varias universidades de los Estados Unidos, ha estimado el balance ambiental que produjo la política de mezclar el etanol, derivado del maíz, con la gasolina motor, como una manera de reducir las emisiones de gases contaminantes.

El resultado es que a lo largo de los últimos 15 años de vigencia de la medida, que pretendía una reducción de al menos un 20 por ciento en las emisiones de CO2, en el transporte automotor, se perdió con la expansión de la superficie agrícola, equivalente al cultivo de cerca de 3 millones de hectáreas adicionales de maíz, con un alto costo ambiental y económico.

De un lado, el precio del maíz – por la alta demanda de las refinerías de etanol- subió en un 30 por ciento, y los precios del trigo y la soya, en un 20 por ciento. Por otro lado, la demanda de fertilizantes se incrementó de un 3 por ciento a un 8 por ciento adicional, mientras que la escorrentía de nitratos y fósforo, se elevó de un 3 a un 5 por ciento, anualmente, ocasionando una mayor degradación de la calidad de las aguas.

Las emisiones correspondientes a dicha actividad agrícola, se estimaron en al menos un 24 por ciento, mucho más altas, que las que se lograron recortar con la mezcla del etanol en la gasolina. Hubiera sido menos costoso ambientalmente, mantener la gasolina intacta, según la apreciación de dos de los expertos que participaron en el trabajo, la profesora de Estudios Ambientales, Holly Gibbs y del científico del Centro de Investigación de Bioenergía, Tyler Lark, ambos en la Universidad de Wisconsin- Madison.

Advierten, no obstante, que la experiencia recogida en estos años, da pie para pensar en una nueva generación de biocombustibles que permita la sustitución de un mercado de 15.000 millones de galones de etanol, que se obtienen anualmente del maíz.

Hicieron parte del estudio investigadores de las universidades de Kentucky, la Universidad Estatal de Kansas y la Universidad de California, en Davis.

Fuente: Universidad de Wisconsin-Madison

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