Cuando niños todo el día preguntamos ? Por qué?, pero cuando adultos perdemos ese impulso posiblemente por parecer tontos, ser juzgados o porque simplemente nos atenemos a hacer lo que hay que hacer.
Tal actitud nos hace perder el ejercicio del que debería ser uno de los rasgos más importantes de la personalidad: la curiosidad. Esta herramienta, sin duda nos facilitaría un mejor desempeño en el trabajo, reducir el agotamiento y el estrés, y además forjar conexiones significativas adentro y fuera de la empresa.
Así lo expone, la profesora de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, Francesca Gino, después de varios años de investigaciones sobre los efectos de la curiosidad, algo que – señala- no solo es válido para los empleados, sino para los propios gerentes.
No se pueden dar las cosas por sentadas y cada día debería asegurarse reservar unos minutos para plantearse preguntas, sostiene Gino, quién es autora del libro: Rebel Talent.
En su más reciente trabajo sobre la curiosidad, estuvo acompañada por los profesores Bill McEvily, Tiziana Casciaro y Evelyn Zhang, de la Universidad de Toronto.
Fuente: Universidad de Harvard
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