Además de presentar un alto riesgo de cáncer y enfermedades neurológicas, los denominados químicos persistentes o eternos, también influyen en la capacidad de las personas para conciliar el sueño.
Tales químicos, presentes en el ambiente y en numerosos materiales incorporados en muebles y tapetes, – pues son utilizados por la industria como retardantes de llama-, se acumulan en la sangre a través de los años, según lo han demostrado variedad de artículos científicos.
En uno de ellos se advierte del alto riesgo que presentan dichos productos para las mujeres embarazadas.
Ahora, investigadores de la Universidad del Sur de California (USC), han encontrado que las personas con alta presencia de químicos (PFAS), también padecen déficit crónico de sueño. En una prueba con 144 personas, en edades entre los 19 y 24 años, descubrieron que aquellos con mayores niveles de los mismos, dormían hasta una hora y 20 minutos, menos en la noche, que quienes no sufrían de su presencia.
El trabajo fue conducido por los profesores de Epidemiología y Salud Pública, Max Aung y Lida Chatzi, conjuntamente con el investigador de postdoctorado, Sherlock Li, quienes contaron con la colaboración de científicos de la Universidad Johns Hopkins y Mount Sinai.
Fuente: Universidad del Sur de California (USC)
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