El pronunciado declive demográfico de la población blanca y el retiro de una población envejecida, arrojan un creciente déficit en la fuerza laboral de Estados Unidos, que sólo podrá ser llenado, con inmigrantes.
Es la conclusión central del más reciente reporte elaborado por el Instituto de Política Migratoria (MPI), con sede en Washington, que combina toda una serie de variables sobre las necesidades de capital humano, de aquí al 2030.
El déficit de la fuerza laboral se ha venido acumulado en los años recientes, hasta el punto que de no ser por la masa de migrantes que ha venido ingresando,- sin mucho beneplácito-, hoy habría 8 millones de puestos de trabajo vacantes, adicionales, a los que experimenta en la actualidad el país, indican las cifras arrojadas por el estudio elaborado por el grupo de sociólogos y demógrafos, liderados por Julia Gelatt, Jeanne Batalova y Michael Fix.
Los análisis parten de una fuerza laboral integrada por alrededor de 250 millones de personas, de las cuales un poco más de 150 millones son blancas, cuya participación seguirá descendiendo inevitablemente, según sus cálculos. Los otros 100 millones, corresponde a la fuerza de origen latino (44 millones), afroamericanos (32′), y asiáticos (19′).
En los últimos 20 años la fuerza blanca cayó en 13 millones, mientras que la población inmigrante creció en más de 26 millones. Gracias a este refuerzo, el sector productivo y de servicios, pudo seguir adelante.
De acuerdo con los estimativos, Estados Unidos requerirá empleados cada vez más calificados. Sin embargo la escasez de profesionales es creciente y significativa. En la actualidad, solo un 36 por ciento del promedio de toda la fuerza laboral posee un título profesional y de postgrado; para la fuerza laboral blanca la tasa es de un 40 por ciento; para los asiáticos es del 57 por ciento; para los afroamericanos es de un 27 por ciento; y para los latinos es de un 20 por ciento.
Entre los inmigrantes recien llegados -entre el 2021 y 2023- que sumaron un poco más de 5 millones de personas, se tienen algunos ejemplos sobre su formación académica. Dentro de los ingresados de origen indio, el 93 por ciento poseía un título profesional; de origen venezolano un 45 por ciento, y de origen mexicano un 17 por ciento.
Fuente: Instituto de Política Migratoria (MPI)
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