Aunque son de la misma familia, las langostas de África y las de Centroamérica, no tienen el mismo apetito.
Según el profesor de la Universidad de Texas A&M, Hojun Song, la especie africana nace y se transforma, y puede formar enjambres de millones de insectos, que pueden volar a grandes distancias.
En menos de una hectárea pueden aterrizar hasta 150 millones de los voraces insectos. En un día devoran el equivalente de 10 elefantes o arruinar una cosecha agrícola. Las estudiadas en Centroamérica y México, son en cambio sedentarias y no revisten el riesgo de las africanas.
La idea es estudiar como controlarlas eficazmente, ojaláa sin el uso de plaguicidas, explica el profesor Song, quien estudia en su laboratorio una docena de especies de los que parecen inofensivos saltamontes.
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