Entre mayor sea el ángulo de la curva de la punta del zapato, más alta es la posibilidad de que se resientan e inflamen los músculos del pie.
Así lo han comprobado investigadores en el campo de la biología evolutiva, locomoción humana y biomecánica de la marcha. Para el efecto, hicieron pruebas con caminantes, unos descalzos y otros con zapatos, con punteras de diferentes curvaturas, aplicando un sistema de cámara infrarroja, para medir la potencia de cada paso.
El formato de los zapatos modernos, induce un menor trabajo de los músculos internos del pie, cosa que en vez de favorecer, perjudica, según se explica. El grupo de investigación está integrado por el profesor de Biología Evolutiva, Daniel E. Lieberman, los estudiantes de doctorado Oliver B. Hansen, Nicholas B. Holowka y Freddy Sichting, ahora investigador de la Universidad Tecnica de Chemnitz, en Alemania.
Fuente: Universidad de Harvard
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