Para muchos niños, el paso del preescolar a la enseñanza primaria, se convierte en una dura experiencia, por los cambios significativos del modelo.
En los jardines infantiles priman las actividades inclusivas, la cooperación, la libertad de los niños para dar rienda suelta a sus preferencias, imaginación y creatividad, con el objetivo adicional de desarrollar amistades y comunidad.
Pero todo lo anterior cambia de un momento a otro: se instruye a los niños para recibir y seguir instrucciones, sentarse en silencio en un asiento asignado, hacer su tarea y levantar la mano para decir algo; la atención se centra mucho más en el aprendizaje individual y mucho menos en el aprendizaje grupal.
La escuela tiene muchas reglas, dice al respecto la profesora Tuva Schanke, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, e indican cuán dramática es la transición.
Su investigación se basó en la observación de dos aulas de jardines y dos de primaria, con niños de 5 y 6 años de edad, durante 10 meses.
Sería conveniente que las escuelas primarias hicieran una aproximación a los jardines, para facilitar un tránsito más flexible hacia un entorno escolar que permita diversas formas de participación y mayor bienestar para los niños. El simple hecho de escuchar a los niños y observar lo que hacen, puede proporcionar una comprensión importante sobre donde los niños necesitan mas espacio para maniobrar, sostiene Schanke.
Fuente: Universidad de Ciencias y Tecnología de Noruega -NTNU-
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