Ante una práctica generalizada de productores y comercializadores de alimentos, de etiquetar determinados productos vegetales, como si fueran derivados lácteos, las autoridades empiezan a tomar correctivos, como es el caso de Europa.
Un ejemplo concreto se refiere a denominaciones como “leche de soya” o “leche de almendras” o “mantequilla”, para dar a entender que son lácteos o que tienen atributos saludables, cuando en realidad se trata de jugos y mezclas de aceites vegetales.
En ese sentido, el Tribunal Europeo de Justicia, ha determinado que no se pueden nombrar productos de origen vegetal, con nombres de origen animal como es el caso de los lácteos. Entre las pocas excepciones se cuenta la manteca de cacao y la leche de coco.
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