Como un músculo más del cuerpo humano, el cerebro hace gala de su ingenio y se toma por derecha la energía que requiere para sus propias tareas.
Se trata de la teoría del “cerebro egoísta”, descrita en el contexto de una interesante investigación del profesor Daniel Longman, del departamento de antropología de la Universidad de Cambridge, interesado en saber como afecta a los atletas el consumo de energía.
En uno de sus experimentos, le puso a un grupo de practicantes de remo, a memorizar y repetir una serie de palabras, mientras entrenaban. Al final observó que su rendimiento había disminuido, en comparación con las prácticas en que que se concentraban exclusivamente en los movimientos del remo.
De esa manera pudo comprobar que el cerebro se había tomado una porción de energía, cuando se le puso simultáneamente a trabajar memorizando y repitiendo las palabras de la tarea.
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