Investigadores de instituciones de Dinamarca y Brasil, han identificado los compuestos que hacen desagradable al paladar algunas especies de peces cultivados en estanques.
Se trata del “sabor a barro”, que se perciben en especies de agua dulce como la tilapia y la trucha. Numerosos análisis han permitido identificar más de un centenar de componentes, entre ellos uno denominado geosmina, un microorganismo acuático que se va acumulando en los criaderos, explicó el profesor de la Universidad de Copenhagen, Mikael Agerlin Peterson, especializado en la percepción de olores y sabores de los alimentos.
Además del análisis de las aguas, una clave para solucionar el problema que aleja a los consumidores – y las ventas- es mover los peces a aguas corrientes, días antes de su sacrificio, se indicó.
La investigación se llevó a cabo en Brasil, con la participación de expertos de la Universidad Tecnica de Dinamarca, el Instituto de Pesca de Brasil y la Universidad Estatal de Sao Paulo.
Fuente: Universidad de Copenhagen
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