Una jerga, muy utilizada entre constructores cuando una obra esta inconclusa, ilustra bien la condición de una especie, que presume de perfección e inteligencia, pero que deja mucho que decir cuando se presenta en sociedad.
Sí, simplemente el hombre, parece mantenerse en obra negra. Y la inquietud surge cuando leyendo a un profesor japonés, cuenta que esta estudiando- a esta hora de la vida- que es “ser humano”. No, que son los seres humanos y que lo diferencian de los animales, aunque de hecho muchos – de ambos lados- parecen vivir y siguen viviendo un mundo salvaje.
Al remontar las historias, efectivamente se observa que la especie humana quedó mal hecha desde el principio. Ya sea por obra de un creador o la magia de una divinidad, o por el desarrollo de un encadenamiento de células, que quedaron mal ensambladas y que todavía estan por madurar. Nos quedó simplemente faltando, el gen de como ser humanos.
Si del primer hombre que nos hablan, es de aquel que vivió en las cavernas hace más de 13 mil años, es claro que desde el comienzo quedo mal hecho; el arquitecto era novato y, a partir de allí, empezó a aprender a hacer cosas para sobrevivir. No venimos propiamente de Hollywood, como se creen muchos.
Si, por otro lado, surgimos de la evolución de una célula, posiblemente marina, la composición y transformación genética a lo largo del tiempo, tampoco es una obra digna de mostrar.
Las evidencias son claras: como puede ser humano, el hombre que construye el circo romano; el que arma los campos de concentración; el que lanza armas químicas; el que arroja gente desde los aviones; el que organiza caravanas de la muerte; el que utiliza las motosierras de los bosques para descuartizar; el que divide familias; el que toma un carro para llevarse por delante a transeúntes; el que dispara sin corazón en un aula de clases; el que utiliza la sotana para encubrir aberraciones; el que posa de profesor pero no enseña; el que roba el presupuesto de la alimentación de niños hambrientos; el que aterroriza un hogar; los que vociferan, piden dinero y se autoproclaman como representantes de un dios en la tierra, sin que nadie los haya nombrado, etc, etc.
Se podría armar toda una biblia, sobre el salvajismo de los llamados seres humanos; lo grave es que presumimos de inteligentes y sabios, no obstante seguir repitiendo las atrocidades del pasado. Son entre otros, sus mejores actores, la llamada clase dirigente, que se auto-califica de estadistas, lores, diputados, magistrados, presidentes, que por ley hay que proteger – como si fuera una especie en extinción- con cuadrillas de guardaespaldas, para que la sociedad no se pierda sus actuaciones y su ejemplo.
Cual es entonces la civilización de la que hablamos, si el hombre difícilmente se comporta como ser humano.
¿Y cuál es el remedio entonces? La educación: pero si muchos de los más estudiados dan el peor ejemplo. Salir corriendo: para donde, si todos los sitios están salpicados de corrupción; buscar el paraíso terrenal, que solo existe para el que se lo inventó; resignarse a esperar el purgatorio, que ya fue eliminado por decreto. Quedan, como se ve, pocas opciones.
Una: que cada uno de nosotros mejoremos nuestro edificio en obra negra y nos preguntemos siempre- como el profesor japonés- que es ser humano y si actuamos como tal.
***GDA***
Gracias Andrea, saludos,
El Editor
El ser humano es social y las sociedades cambian a través del tiempo…producto del trabajo humano, producen cultura. No olvidemos la evolución, que no siempre implica progreso.
Es interesante el concepto de obra negra.