Las manzanas que consumimos en Occidente, tiene su origen en las montañas Tian Shan, en Kazajstan, en Asia central.
La fruta que conocemos hoy es producto del intercambio de semillas que se dio entre caminantes de la Ruta de la Seda, en su mayor auge entre China y Europa. Así lo explicó uno de los investigadores de la evolución que sufrió la manzana, el profesor Zhangjun Fei, del Instituto Boyce Thompson, vinculado a la Universidad de Cornell.
Fei trabajó con sus colegas de la Universidad Agrícola de Shandong, en China, logrando comparar el genoma de 117 variedades de manzanas.
Las variedades que definitivamente se establecieron en China son más blandas y las europeas, más amargas. Uno de los aspectos más llamativos que arrojo la investigacion, es el que tiene que ver con la posibilidad genética que ofrece la manzana, para seguir creciendo en tamaño, hasta el punto que la podría llegar a competirle a la sandia.
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