Lo que comenzó como una idea de la Fundacion Bill y Melinda Gates, para mejorar las condiciones de salubridad en las comunidades más pobres, es hoy una realidad en varios países africanos, que pueden disponer de inodoros plásticos baratos, a cambio de las anti-higiénicas letrinas.
Después de varios intentos con empresas estadounidenses, la iniciativa fue acogida, al final, por la empresa japonesa Lixil, que diseño varias versiones de sanitarios, fáciles de instalar y usar, con un mínimo consumo de agua.
El producto fue distinguido con una patente humanitaria y se comercializa en varios países africanos bajo el nombre de SATO (Safe Toilet). Detrás del invento, esta el ingeniero experto en química inorgánica, Jim McHale.
Miles de niños continúan muriendo producto de diarreas, ocasionados por la presencia de aguas sucias y precarias condiciones ambientales. La disposición adecuada de excrementos es precisamente una condición para el saneamiento ambiental.
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