Es del tamaño de un plato grande y es clasificada como una de las flores más grandes de la naturaleza.
Crece repentinamente en el árbol que le sirve de huésped pero es invisible casi toda su vida. Tiene olor a carne o frutas podridas. Carece de cuerpo; no tiene tallo, hojas ni raíces. Tampoco desarrolla la función de fotosíntesis.
Se trata de la especie Sapria himalayana, una de las formas más extremas de parasitismo. Ha sido del interés durante varios años, del profesor de Biología Evolutiva de la Universidad de Harvard, Charles C. Davis.
En muchos sentidos es un milagro que estas plantas existan, dice Davis, luego de secuenciar una buena parte de su genoma.
Fuente: Universidad de Harvard
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