Los que más ganan dinero en la sociedad actual – quienes dirigen el sector financiero -, son los que en menor proporción la retribuyen. Qué ha sido del bien común?. Son además, los que menos estan dispuestos a pagar impuestos, y para quienes, la humildad, no es precisamente una de sus cualidades más sobresalientes.
Así lo plantea el profesor de Etica y Democracia de la Universidad de Harvard, Michael J. Sandel.
Los gobiernos – y más especificamente en los Estados Unidos- han puesto toda su fe, en que la prosperidad es producto del libre mercado. Hasta ahora el gran ganador es el sector financiero.
Mientras tanto – el mercado y su globalización- desplazaron a muchos, que alguna vez confiaron en que con un trabajo digno, podían alcanzar el “sueño americano”.
La prosperidad ha sido en cambio, una “lotería”, para aquella minoría que logró ascender gracias, no necesariamente al talento, sino al dinero o al mérito; mérito que le concede un título universitario, según la teoría, señala. Paralelamente, las universidades de élite rechazan a montones, y se han convertido, en últimas, en la máquina clasificatoria de la sociedad actual.
En efecto, el ascenso social solo está asegurado para quienes han obtenido – un título de las universidades más prestigiosas. Cita, en ese sentido, que solo el 2 por ciento, de los egresados de 1.800 universidades estadounidenses, han logrado ascender en la escalera del quintil social; y son generalmente, hijos de familias adineradas; que en muchos casos tienen reservados cupos para sus descendientes o son donantes de las mismas instituciones.
No obstante, en la otra cara de la moneda, se muestra el sacrificio que deben enfrentar esos hijos, agobiados por la presión de sus padres de obtener el mérito, sometidos a todo tipo de instrucción extracurricular, – un calvario de clases de nivel avanzado- que ojalá los lleve al perfeccionismo, para con ello garantizar el acceso a la universidad. Es lo que algunos autores han calificado como el “precio del privilegio” , una orientación invasiva y opresiva, que no favorece a muchos jóvenes y que los conduce a un estado de salud mental epidémico.
Son al mismo tiempo las víctimas, de padres que pregonan que solo hay un camino para la felicidad suprema, que es tener dinero y, que a eso solo se llega estudiando una carrera en una universidad de prestigio.
Si estás en ese pequeño segmento, ganarás más de US$1 millon al año; sino y si perteneces al 20 por ciento de la población de menores ingresos, confórmate con obtener una cantidad bastante menor.
Si esa es la realidad de una mayoría de egresados que poseen un título, ya se puede pensar con lo que ocurre con quienes desempeñan decenas de oficios, que carecen del mismo. Es el grueso de la población, que posiblemente aporta mucho más a la sociedad, – como se esta validando en la actual pandemia- pero que a cambio, no tiene ningún reconocimiento, anota Sandel en su nuevo libro “La Tiranía del Mérito”.
El resentimiento social, que vemos en la actualidad, es un claro producto de un venenoso matrimonio: libre mercado y meritocracia, sostiene el autor.
Si alguna vez se quiso dejar atrás la aristocracia, la educación elitista, promotora de la meritocracia, la ha perpetuado; es algo que hay que arreglar, si se quiere preservar la democracia, concluye Sandel.
Fuente: Universidad de Harvard / Libro “La Tiranía del Mérito”
Tu Opinión es importante