La participación de las compras de confecciones textiles, de Estados Unidos a Centro América, se redujo de un 30% a un 14%, en las últimas dos décadas, dentro del total de importaciones mundiales de ese renglón.
Si por el contrario, Estados Unidos, incrementará sus compras, generaría mucho más empleo en la región, reduciendo el flujo de migrantes que se ha convertido en un problema crítico en la frontera, señalan los autores de una investigación quienes resaltan la importancia de incluir las políticas comerciales, dentro de las políticas de inmigración norteamericana.
Según sus cálculos, el volumen de inmigrantes bajaría entre un 30% y un 67%. Reorientando sus compras,- EE.UU-, el empleo en dicha región aumentaría en más de 250.000 puestos de trabajo, que se agregarían a los 500.000 actuales, sostienen los profesores de la Universidad de Texas A&M, Raymond Robertson y Kaleb Girma Abreha, este último de origen etíope.
Bastaría que Estados Unidos, levantara – entre otras cosas- las restricciones pactadas en el Tratado de Libre Comercio, sobre los requisitos de origen de las telas, que limitan la expansión de la industria centroamericana y del Caribe.
En contraste, Estados Unidos, cada vez importa más prendas desde Vietnam, cuya cifra del orden de los US$7.600 millones (2023), ya supera las procedentes de Centroamérica y República Dominicana, según datos recogidos por E-duque.net.
Fuente: Universidad de Texas A&M / Departamento de Comercio USA
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