Los misterios que pueden contener unas tocas aisladas en la mitad del Océano Atlántico, han llevado a un grupo de más de 40 científicos, a una de las expediciones más atractivas para quienes quieren saber más sobre el origen de los planetas.
Lo que se denomina el Archipiélago de San Pedro y San Pablo, a mil kilómetros frente a las costa de Brasil, puede contener unas condiciones de vida submarina, únicas, según los científicos, entre ellos el geólogo marino, Frieder Klein, del Instituto Woods Hole, de Estados Unidos. Se dice que por ahí pasó Darwin, en 1832.
Allí podría haber explicaciones de cómo se rompieron las placas tectonicas y produjeron la separación de los dos continentes, América y Europa. Lo mismo sobre cómo, a 11 mil metros bajo el agua, puede haber vida, sin recibir la luz del sol, y ver cangrejos, peces y gusanos, moviéndose por cuenta de la “energía química”.
El buque de investigación, Alucia, dotado de dos cápsulas submarinas dos y tres personas, tuvo entre sus estudiosos pasajeros a Diva Amon, bióloga del Museo de Historia Natural de Londres; Florence Schubotz, de la Universidad de Bremen, en Alemania, entre tantos.
El relato sobre la expedición, elaborado por el escritor científico James Nestor, con el apoyo de fotografías y video realizados por Novus Select y Solvin Zankl, da sin duda para construir toda una cátedra sobre lo mucho que no se conoce del mundo submarino.
Se trata de un nuevo aporte de la Academia de Ciencias de California.
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