Investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, han estudiado los sistemas de producción lechera, identificando el que mayor huella ambiental deja en el camino.
Cuando se da énfasis en una alimentación basada en una mayor proporción, de pastos y forrajes de cosecha, el impacto ambiental es menor, y adicionalmente, contribuye a conservar una mayor biodiversidad.
El sistema convencional, con alto peso en alimentos concentrados, que demanda más fertilizantes, tiene un mayor impacto, especialmente si se tienen en cuenta factores como la acidificación de los suelos y la autrofización, según lo explica la profesora Marie Trydeman Knudsen, del Departamento de Agroecología, quien encabezo el equipo de investigadores europeos.
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