Los caballos que consideramos hoy en día, salvajes, no son tal, sino más bien, descendientes de los primeras especies domesticadas por el hombre.
Y su origen más preciso, geográficamente, no es el actual territorio de Kazakstán, sino en las praderas que cruzan la frontera de China y Mongolia.
La información tiene que ver con la investigación realizada por expertos de las universidades de Exeter, en Inglaterra; de Copenague, en Dinamarca; de Toulouse, en Francia y el Centro de Investigación Científica de Francia, que incluyó muestras genéticas de 88 ejemplares de la edad antigua y moderna. Entre ellos se incluye el caballo de Przewalski, que se consideraba uno de los más antiguos y con pelaje con manchas, al estilo de los perros Dálmata.
El trabajo fue dirigido por los profesores, Ludovic Orlando, Alan Outram, Victor Zaibert y la estudiante de doctorado, Charleen Gaunitz.
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