Un bebé – entre los 9 y los 15 meses – registra el mayor gasto de energía de toda su vida; y cuando llega a los 90 años, apenas consume una cuarta parte de un adulto en su mediana edad.
Son las cifras que arroja los cálculos que viene haciendo durante los últimos años, el profesor de Antropología Evolutiva, Herman Pontzer, en su laboratorio de la Universidad de Duke. Para el efecto ha realizado análisis sobre como el ser humano gasta las calorías que queman diariamente sus 37.000 millones de células.
En ese sentido ha comparado el gasto de calorías de 6.800 individuos, desde los 8 dias de nacidos hasta los 95 años de edad. En sus estudios se concentra en variables como energía, dieta, metabolismo, estilo de vida y salud.
Las misas pruebas las ha extendido a poblaciones bien diferentes como las tribus de Tanzania y las comunidades indígenas de Bolivia; competidores de maratones; personas citadinas, etc, comparándolas además con la actividad física y los hábitos de consumo de primates de varias especies de primates.
Una de sus grandes conclusiones, es que el peso o sobrepeso de una persona esta clara y bastante más relacionada, con su dieta, que con su actividad física. El ejercicio no ayuda a quemar más energía, en promedio; los cazadores-recolectores de África no gastan más energía diariamente que los oficinistas sedentarios de Illinois, a pesar de que caminan 14 kilómetros en promedio, por día, mucho más de lo que camina un estadounidense típico, en una semana.
Para el caso del bebé, su gasto de energía llega a ser un 50 por ciento más que el de un adulto, posiblemente por ser una época decisiva en la formación del cerebro, señala.
En otras de sus pruebas, probo como un estudiante en un examen de matemáticas, gasta un 40 por ciento más de energía, producto de su estrés mental.
En la economía de la vida, las calorías son la moneda, y de ello depende, en últimas, la salud y el bienestar de una persona. El ejercicio evita que te enfermes, pero la dieta es la mejor herramienta para controlar el peso, concluye Pontzer.
Fuente: Science/ U. de Duke
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